
Con la llegada del otoño y el paso al invierno aparece el trastorno afectivo estacional. Nuestros biorritmos cambian y muchas personas se sienten más decaídas, nostálgicas y sin ganas de nada.
¿Por qué se da?
La vuelta a la rutina tras las vacaciones es un factor importante para que se dé este tipo de depresión, pero lo cierto es que lo que más nos influencia es la pérdida de horas de sol. Estudios psicológicos demuestran que la carencia de luz puede derivar en insomnio, estrés, fatiga, ansiedad e incluso inapetencia sexual.
El frío es sin duda un gran aliado de lo que podríamos definir como tristeza invernal, nos cuesta más salir de casa y levantarnos de nuestra cómoda y caliente cama........ (Seguir leyendo el artículo en Sportlife.es)
Interesante... pues habrá que ponerse las pila y buscar un rato cada día para hacer algo de ejercicio para activar esas endorfinas dormidas por el frío.
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